Histeria Lane. Las amigas
Histeria Lane
Las amigas
Village Sants era una zona residencial
que se construyó para la nueva clase media y
jugadores de fútbol de segunda división. Su ubicación era extraordinaria,
en una de las mejores colinas a las afueras de
Madrid. Tenía su propio helipuerto y unas vistas espectaculares. Desde
uno de sus miradores, se podía divisar Madrid. Estaba a dos mil metros de
altura. El aire era limpio y eso atrajo a más gente pudiente de la que pensaron
a priori los constructores. Y se disfrutaba de un microclima único en todo la
Comunidad de Madrid.
A esa urbanización llegó gente
muy diversa. A primera vista, todos parecían perfectos, pero si indagabas en
cada casa… Estaban llenas de secretos.
Hacía tres meses que no quedaba con
Sandra. Un mes que apenas le cogía el teléfono. Tampoco mostró interés en
devolverle las llamadas. Intuyó que pasaba algo, pero lo dejó correr. Ella
tenía una manera muy especial de darse cuenta de las cosas. La conocía muy bien.
Era una persona que exteriorizaba
los sentimientos. Amable, simpática,
extrovertida y empática. Y cuando se recogía era porque algo no iba bien del
todo.
Aquel día llegó pronto a su casa.
El sol calentaba todavía. Ella estaba sentada en el balancín blanco que ocupaba
casi medio porche. Al ver a su amiga, sonrió. Se levantó y le dio un gran
abrazo. La sintió. Era ella y se relajó.
⸺Te quiero. Necesito que lo recuerdes y
que nunca lo olvides.
⸺Lo sé. Yo también te quiero.
Dos copas de vino y una botella de
Rioja tinto abierto, les esperaba.
⸺ Pensé
que, si empezábamos por el Ribera sin comer, podríamos emborracharnos rápido.
⸺Luego tomaremos Ribera en el restaurante
con la carne casi cruda. Se me hace la boca agua.
⸺Tienes hambre ⸺afirmó Victoria.
⸺De momento, no. Pero ya sabes que De Tutto me encanta y la carne es
exquisita.
Sirvió el vino y lo acompañaron de
un queso manchego.
⸺ Está
brutal –balbuceó Sandra con la boca
llena.
Había un cambio en ella. Algo que no terminaba de vislumbrar.
⸺Sabía que llegarías pronto. Unos cuarenta
minutos antes. Así que dejé la botella respirar y el queso fuera de la nevera
para que tuviese el calor del ambiente y empezara a salir su olor impregnado de
ese aceite que lo recorre por su cuerpo.
⸺Me conoces demasiado.
⸺Cierto. Hasta el punto de intuir que algo va
muy mal.
Se calló. Respiró.
⸺ ¿Y los niños? ⸺preguntó Victoria para
darle tiempo a su amiga.
⸺Se han
ido con su padre de compras. Me han llamado mientras salían de la autopista de
Barcelona.
SSandra se lo
contó mientras comían y bebían.
⸺Las demás estarán en el restaurante a las
nueve. Podemos ir recogiendo.
⸺Sí, tienes razón. No te has sorprendido.
⸺No. Los últimos dos meses solo hablamos de
trabajo. Y cuando te llamaba por las noches, que es cuando más tiempo disponíamos
para cotillear, no respondías. Desapareciste.
La miró con
tristeza.
⸺No quería
hacerte daño. Lo necesitaba.
⸺Lo sé.
⸺Vamos a la
cena. Esta noche beberemos. Tenemos contratado el servicio Lince de Goretty´s Friends. Seguramente dentro de
poco deba usar más servicios de esa empresa.
El chófer llevaba aparcado delante
de su casa diez minutos. Puntual.
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