Testigo de mi muerte
El sonido de la ambulancia me mecía en un sueño profundo. Intentaba pelearme por mantenerme despierta. Me dormí en esa batalla y al despertare me encontré en una cama de hospital. No era un hospital normal. Os preguntareis que entiendo por normal. Lo que he visto a día de hoy con mis ojos. Este hospital parecía futurista no había nadie a mi alrededor. Quise gritar, la voz seguía sin sonido.
Nadie a quien gritar. Nadie a quien acudir.
Mis piernas se movían, las manos también. Decidí levantarme y buscar a alguien ya que no estaba enchufada a nada.
Me puse mi ropa y salí de la habitación. Nadie a quien preguntar.
¿Dónde estaba la gente?
Vi la puerta del ascensor y por alguna razón decidí cogerlo. Pulse planta baja.
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